Avances.

Últimamente estoy vago, algo despojo. Apenas escribo, aunque tampoco me preocupa en exceso. Es una novela que estoy escribiendo en ataques de locura, sin una gran constancia. Me acerco ya a las 70.000 palabras y la historia atraviesa un punto triste, vital. Veremos cómo sigue.

"Suspira, trata de serenar su agitado corazón, de calmar su descontrolado pulso, pero es incapaz de hacerlo. Palomas anónimas se desgañitan en el tejado. El mundo gira, gira y gira. Las hojas caerán en otoño. Los amaneceres sucederán a las noches y viceversa. La lluvia limpiará la conciencia de unos y enturbiará la de otros. Todo seguirá yendo hacia adelante, como siempre. Tristán mira a través de la ventana en busca de unos ojos marrones moldeados en el barro primigenio, unos ojos que sabe que lo observan desde algún lugar. Desde un punto apartado de la realidad común, quizá escapados del universo tras el espejo. Tristán intuye la mirada, pero no logra ver los ojos, aunque sabe que son los de Penélope. Es la cuarta ocasión en que se suena el Réquiem y, por primera vez en mucho tiempo, Tristán se sorprende a sí mismo pensando en la idea de suicidarse".

Hoy quiero dejar una canción, asociada de alguna manera a la obra.


Un abrazo, blogonautas.

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